La historia fascinante del té en el Perú se sigue escribiendo con el aporte de un puñado de productores, las tías del té y un puñado de loc@s del té que hacen y harán que los esfuerzos productores, sommeliers, catadores, industrializadores, empresarios relacionados y demás actores involucrados en la cadena pongan en real valor a esta bebida y lleven a sostenibilidad de la actividad.
No es casualidad que las primeras semillas de té llegaran desde el japón al Perú. En nuestro blog, hemos compartido la historia del té en el Perú y contamos que Francisco A. Loayza, quien se desempeñaba como cónsul por Perú en Yokohama, Japón, envió 120 libras de semillas de té a bordo del vapor Anyo Maru. Luego estas semillas fueron sembradas en la hacienda Huyro en el valle la Convención, en Cusco.
La sombra, frutos y flores de estas especies sirven a muchas aves que utilizan el teal como espacio de alimentación, descanso e incluso vivienda/anidamiento, asi podemos ver en los meses de floración del pacae a cientos de colibrís anidando y defendiendo sus espacios, aleteando muy rápido y persiguiendose como si fueran aviones de combate, las flores del Torok sierven de alimento al Tunki quien suele dejarse ver en dias lluviosos y siempre un poquito alejados de la gente.